Qué iba yo a pensar que en aquella Plaza Pilatos en Martes Santo iba a toparme contigo, tu desde el balcón, yo a pie de calle. Siento ser una más que te diga que estabas guapísimo. Tampoco pensé que fueras a cantar, y de repente sonó tu voz inmersa en una saeta entre aquella multitud tan silenciosa... que debo confesar que se me paró el tiempo. En fin, fue un gran momento. Luego te tuve a dos pasos porque bajaste, y tan tímida yo de decirte na...en fin... Sigue así, inspirando confianza, mostrándote tan natural y tan sonriente, que alegras a mucha gente.
PD: Por cierto, es todo un honor que alguien de mi familia, Naranjito de Triana, te haya guiado en tus estudios de cante.